martes, 20 de diciembre de 2011

La generación autista


La cultura griega educaba a los jóvenes para hacerlos aptos en sus deberes como ciudadanos, lo que se conoce como la paideia: educación en retórica, gimnasia, filosofía... lo que daría a ese ciudadano conocimiento y control sobre sí mismo, y conciencia del resto. Las "humanidades", todas esas asignaturas que de pequeños no alcanzábamos a comprender, despreciábamos y considerábamos una asignatura para pasar con un 5.

En mi caso, fui introducida en las normas sociales a través de la religión: la solidaridad, la compasión... todas estas virtudes eran obligadas en pos del temor al juicio final, y no de mi responsabilidad como ciudadana, como una más en el entramado social. Se me inició en la sociedad a través del temor y no a través de la esperanza en una sociedad que supone al resto de individuos como iguales y respetables.



La desilusión en una política que no nos representa, la falta de conciencia del resto de compañeros en mi ciudad, en mi país... A mí no me han enseñado bien la igualdad con otros, más bien la he ido aprendiendo. Cosas tan absurdas como esos grupos de Facebook (Yo también aprendo portugués con los botes de champú, por ejemplo) nos quitan el egocentrismo y nos abren los ojos: no somos especiales en nosotros mismos, lo especial es descubrir cómo personas con diferentes orígenes y creencias acaban en un denominador común. Hoy día nos vamos dando cuenta de las pocas diferencias que tenemos entre unos y otros con el tiempo, con una mente abierta y con herramientas tan maravillosas como internet, más que con la educación tradicional que hemos recibido en institutos, en la Iglesia o en nuestras familias.


¿La situación actual de desconfianza, de individualismo, de falta de conciencia de grupo, es la consecuencia de una educación orientada a hacernos olvidar que somos un grupo, que somos seres humanos tan capaces como los que están en el poder y que nuestra responsabilidad como ciudadanos es la de mejorar lo que se nos ha dado, de involucrarnos en política y de ver los errores que la generación anterior no ha podido ver?


Quizá el primer paso de la revolución sea tan sencillo como volver a educar en la filosofía, en la autonomía de cada individuo de CRITICAR lo dado y crear sus propias normas para darle el voto de confianza de que puede mejorar esto. Porque aún hoy no nos dejan creer que somos capaces de mejorar lo que existe.

Por eso estas Navidades me gustaría pediros más poesía, más pensamiento y más arte: más "ciencias" que nos acerquen a la esencia última del ser humano, a esas conexiones que nos hacen comprendernos tanto unos a otros cuando apreciamos el idioma universal de la música, o de la pintura.

Por eso no acepto que se recorte en educación, o en arte. Por eso no acepto la religión como sustituto de "Educación para la ciudadanía" o de la filosofía: porque supone de origen divino una serie de leyes que proceden del ser humano, y eso, con todo mi respeto para los creyentes, hace generar desconfianza en las capacidades de los mortales.

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