¿Y qué podemos esperar de un país en el que siempre ha reinado la picaresca?
Alzo este hilito se voz desde mis ya caducas reservas de indignación, clamo por la dimisión del actual gobierno, inmerso en casos de corrupción y malversación de fondos. Y lo hago consciente de que muchos recortes han sido obligados por la presión extranjera y de los inversores, consciente de que se debían tomar decisiones que no nos iban a gustar.
Pero, señores y señoras del gobierno: si realmente son "patriotas" como dicen serlo, si trabajan por este país y no por su bolsillo, pónganse por encima de su posición y de su orgullo, de su salario, de su cartera. La nación, la nación que se desintegra en una apatía endémica, necesita urgentemente un poco de heroicidad, una muestra de que el bien común es la prioridad de cualquier átomo de una sociedad. Dimitan, háganlo por la eticidad, háganlo por ser el ejemplo que seguir de dignidad: demuestren a sus compatriotas que el hacer las cosas bien es lo que nos da la integridad para poder hablar después, demuestren que aún queda una miguita de esperanza de futuro en este país, para que jóvenes y viejos no suspiremos tediosos ante la injusticia, para que "lo normal" sea actuar honradamente, y dejen de ser noticia, por ser lo cotidiano, las acciones nobles. ¿Podrán seguir gobernando cuando las familias necesitadas, hartas de que la justicia baile al son de un gobierno que actúa por intereses propios, dejen de seguir la ley y a unos dirigentes que protegen a los que roban por culto a la opulencia?